miércoles, 12 de septiembre de 2012

Estelas en el cielo

Amanece el sol en mi mirada. Deja traslucir restos de naufragios de un alma que decidió caminar y despertas a la vida. Van cayendo retazos de sueños y cansancios, de desvalos y esperanzas.
Tiempo para mirar la estela que va dejando nuestra alma y fijar nuevo rumbo en nuestro horizonte. ¿Hacia dónde nos dirigiremos y cuáles serán nuestros pasos? ¿Cómo transitaremos las nuevas etapas y cuál será la bandera que nos represente? Tal vez... no haya bandera que pueda representarnos.
 
 


2 comentarios:

Elena Guevara dijo...

La vida entera es un naufragio, pienso a veces... Encontrar la isla desierta que te aloje, sin bandera, sólo una tierra para crecer y cultivar... quizá esa sea la respuesta.
(Un regalo para el naufragio:)

Aunque estoy a punto de renacer,
no lo proclamaré a los cuatro vientos
ni me sentiré un elegido:
sólo me tocó en suerte,
y lo acepto porque no está en mi mano
negarme, y sería por otra parte una descortesía
que un hombre distinguido jamás haría.
Se me ha anunciado que mañana,
a las siete y seis minutos de la tarde,
me convertiré en una isla,
isla como suelen ser las islas.
Mis piernas se irán haciendo tierra y mar,
y poco a poco, igual que un andante chopiniano,
empezarán a salirme árboles en los brazos,
rosas en los ojos y arena en el pecho.
En la boca las palabras morirán
para que el viento a su deseo pueda ulular.
Después, tendido como suelen hacer las islas,
miraré fijamente al horizonte,
veré salir el sol, la luna,
y lejos ya de la inquietud,
diré muy bajito:
¿así que era verdad?

Piñeira

Mari dijo...

Gracias por escribir y compartir el arte que otros (incluyéndote a ti), descubren en sus naufragios y renaceres... Así se completan las piezas del puzzle que forman islas, archipiélagos y continentes... recorriendo el agua que nos conecta. Abrazos