lunes, 14 de mayo de 2012

Continuamos - Empezamos

En una mano, la cordura sujeta por hilos trenzados a mis dedos. En la otra, flotando, sin nada que lo asegure, el horizonte infinito. En medio un corazón que no sabe de nudos, dividido por un cerebro cuyo sino es crear conexiones y patrones que hagan "fácil" nuestra vida y nos "liberen" de la responsabilidad.
Me gusta mirarte despacio, jugando a descubrir los trucos que mis dos ojos hacen para que crea que sólo hay una visión, cuando como mínimo, ya cada uno de ellos tiene una imagen diferente de la realidad.
Y eso, sólo con mis dos ojos. Cuando pienso en los 2 ojos de tantos millones y millones de seres en este mundo... ¿Cómo podemos caer en la trampa de dar por "correcta" una única realidad?
¿Quiénes somos fuera de este redil de ovejas que nos lleva de un sueño a otro, que nos llena la cabeza de verdades absolutas y nos deja vacía la piel y el sentido?
No me creo a los que venden seguridades, certezas, a los que "dicen tener" la justificación para protegerme de la vida, a los que "poseen" la razón y "utilizan" la vara que mide lo justo pero ignora los corazones.
La lluvia cae, las flores y los niños nacen, mi pelo, mis uñas y tu sonrisa crecen, el arcoiris viene y se va, la luna sigue cambiando, mis células se reproducen, mutan, se mueren y se renuevan, la vida sigue brotando... y todo independientemente de nosotros.
No necesito, ni elijo por tanto un sistema "inventado" por el hombre, que me eduque sobre cómo vivir, cómo sentir, cómo elegir y cómo controlar el mundo.
No hay nada que podamos controlar, pero en el redil nos enseñan la ilusión del control, sutil truco de magia para tenernos controlados.
Somos libres.... libres, para creernos libres. ¡Despierta!