jueves, 4 de agosto de 2011

Con ganas de Lola



La tarde cae sudorosa sobre los tejados secos de tanta espera, el cielo se tiñe rojizo por la sangre que derramamos en sueños que nos definen y que no siempre cumplimos. Las piernas saturadas de recorrer caminos que llevan a ninguna parte y mientras, como dice Sabina "una gota de plomo en el lagrimal" condiciona nuestra mirada.
Busco retazos de vida en una cerveza fría, en un hoja en blanco, en el humo que nos mantiene alerta, busco retales de esperanza en unas vísceras que fieles a nosotros mismos siguen cumpliendo su cometido... y así entre palabras y canciones y vecinos que limpian la cara a su casa como una extensión de sí mismos, me busco a mi misma y trato de leer golpes de suerte en los escritos de otros. Me reconforta intuir que la vida sigue abriéndose paso, que sigue existiendo en "Cómo olvidar Madrid en 10 días", en "Generación éxito", en "Principio de incertidumbre", en "Las tardes de la iguana", en las siestas de verano o en las noches de cualquiera...

Y confieso que te echo de menos, no como persona que vive y existe, y sigue luchando, y amando y arrancando palabras de las cosas más insospechadas, sino como aquel reflejo cercano que me recuerde que es posible escribir, trabajar y existir por un instante no para los demás sino para uno mismo. Como alguien capaz de recordarnos que tal vez merezca la pena no ganarse la vida, que por derecho nos corresponde, sino simplemente vivirla y saborearla, despacito, al ritmo de un silencio que nos desborde y se desborde a sí mismo dispuesto a decirse la verdad, para que ya nunca pueda ser negada.
Sigue derramándote, sigamos mirando al cielo y al suelo, dejemos de mirar la pizarra que nos alecciona y nos duerme, paremos la vida en un instante, sin  principio ni final y hagamos que la Tierra gire en sentido opuesto y pueda sanarse y reconocerse también en nosotros. Sigue... yo te espero.
  

1 comentario:

Elena Guevara dijo...

Gracias por este texto, te quiero. En esa dimensión tuya (y mía por otra parte) sólo hace falta chocarte la palma de la mano para que con tu magia hagas fácil el mundo. Gracias...