lunes, 12 de junio de 2017

Batallas



Hay días y momentos en los que me escucho hablar y sentir, tal vez, frustración por lo que perdí, dolor por las heridas y la estupidez de invertir energía en batallas de las que sólo a ratos uno pretende ganar la razón. 
Y no hay razón que merezca el honor de pisotear la esencia que nos convierte en humanos. No hay razón tan poderosa que merezca el precio de dejar de reconocernos válidos simplemente por lo que somos, sabiendo que siendo, nunca seremos ni mejor ni peor que nadie. Sólo piezas insustituibles del puzzle, cada uno con su misión, son su diseño, con su forma irrepetible de entender y amar la totalidad de eso que llamamos Vida.
Y así, cada vez, hay más días y momentos en los que puedo disfrutar de lo que gané, del maravilloso regalo de sentirnos vulnerables y de despertar una nueva mirada que me permite celebrar la magia de todo lo que soy y de todo lo que me rodea en este instante.
Agradecida de poder amar, cuidar y respetar, la integridad, la verdad, el cariño, la autenticidad y el corazón de las personas con las que comparto camino. Agradecida de que esas personas amen, cuiden y respeten, de igual forma que yo estoy aprendiendo a hacer, lo que soy más allá de lo que hago, sin juicios y sin prisas.
Este instante es un GRACIAS a esas personas, es un GRACIAS a la Vida y sus curiosos, caprichosos y bellos diseños, y es un GRACIAS  a todo lo que perdí... porque sólo cuando uno aprende a perder, comienza a estar preparado para saber ganar.



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