Vuelvo a afilar palabras, brotando, derramadas, de un ojo que ha logrado limpiarse de la comodidad del día a día y su letargo. Sentados en la playa del Silencio, los ritmos del espíritu vuelven a encontrar su sitio, penetrando los rincones que saben de denuncias y de renuncias consentidas, sanadoras.
Asfaltos y murallas aprisionan nuestras huellas por el tránsito vital de agua y fuego. Las olas y mareas vienen y van , avanzando, sorprendiéndonos mientras el niño que nos vive juega a recordarse entre piedras y caracolas marinas.
Cantos lejanos y propios se reúnen en un solo grito que empuja las prisas y las pausas uniendo el todo en el vaivén continuo y pasajero de un latido.Tierra de peregrinos que se saben de paso y descubren el permanecer formando parte, representando a cada instante el papel protagonista de la Historia del hombre en esta Tierra.
Ser la totalidad de la Nada. Ahora, en este instante diluido en un mar de sentimientos profundos que vienen a morir en las rocas que golpea. E-moción, energía en movimiento que de ningún lado vienes y a ningún lado vas, quédate esta noche en mis manos que como casa cobijan. Mañana marcharás a encontrar otras manos... las mías quedarán abiertas, porque otra e-moción las busca.